La Santa Trinidad
Creemos en el único Dios trino, autoexistente y eterno, santo y amoroso por naturaleza, de poder, sabiduría y bondad infinitos; el Creador, Sustentador y Gobernador de todas las cosas. Dios existe en tres personas -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- cada una eterna en su ser, igual en poder y gloria, e idéntica en su esencia.
Dios Padre
Creemos en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de quien, por quien y para quien son todas las cosas.
La persona y la obra de Jesucristo
Creemos que el Señor Jesucristo, el Hijo eterno y unigénito de Dios, se hizo hombre sin dejar de ser Dios; fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María y vivió una vida sin pecado. Murió en la cruz para ser el único sacrificio suficiente por el pecado y reconciliar a toda la humanidad con Dios. Luego resucitó al tercer día de la tumba y ascendió al cielo, donde está entronizado a la derecha de Dios como nuestro intercesor.
La persona y la obra del Espíritu Santo
Creemos que el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo, es de una sola esencia, majestad y gloria con el Padre y el Hijo, verdadera y eternamente Dios. Como tercera persona de la Trinidad, glorifica continuamente a Jesucristo, convence del pecado, de la justicia y del juicio venidero, regenera a todos los que se arrepienten y confían en Cristo para la salvación, santifica y mora en los creyentes, y guía a toda la verdad. Él está siempre presente, asegurando, preservando, guiando y capacitando al creyente para una vida y servicio piadosos.
Las Sagradas Escrituras
Creemos que los sesenta y seis libros del Antiguo y del Nuevo Testamento constituyen las Sagradas Escrituras y son la Palabra de Dios escrita, inspirada por el Espíritu Santo y, por lo tanto, inerrante en los escritos originales, y han sido transmitidos hasta el presente sin corrupción de ninguna doctrina esencial. Contienen todo lo necesario para nuestra salvación y son la autoridad suprema para la fe y la práctica.
El Pecado: Pecado Original y Actos de Pecado
Creemos que el pecado y la muerte entraron en el mundo por la desobediencia de Adán. Creemos que el pecado es de dos clases: original y actual.
La voluntad humana
Creemos que Dios creó a la humanidad a su imagen con la capacidad de elegir entre el bien y el mal. Como resultado de la caída de Adán y la consecuente corrupción de la naturaleza humana, la humanidad es incapaz de elegir el bien sin la gracia de Dios.
Salvación
Creemos que la salvación es el don de Dios traído al hombre por la gracia y recibido libremente a través de la fe y no por nuestras propias obras. Dios justifica por gracia, regenera a todos los que se arrepienten de sus pecados y creen en Jesucristo como Señor y Salvador, y los sella como suyos con el Espíritu Santo. Como hijos de Dios, son restaurados a la comunión con Él, liberados de la pena del pecado así como de su práctica voluntaria, son inicialmente santificados, y se les da la seguridad de la salvación por el Espíritu Santo que mora en ellos.
Santificación
Creemos que la santificación es la obra del Espíritu Santo por la cual el hijo de Dios se conforma más y más a la imagen de Jesucristo. Además, creemos que por este mismo Espíritu el corazón del creyente puede ser purificado por la fe y capacitado para un servicio más eficaz.
Las buenas obras
Creemos que las buenas obras son el fruto necesario de la fe y siguen a la salvación, pero no pueden salvarnos de nuestros pecados ni evitar el juicio divino.
La Iglesia
Creemos que la Iglesia universal está compuesta por todo el cuerpo de creyentes en Jesucristo, que es su fundador y única Cabeza, en el que se está construyendo una santa morada de Dios por el Espíritu. La misión de la Iglesia es hacer discípulos semejantes a Cristo en todas las naciones mediante la proclamación de la Palabra de Dios, la administración de los sacramentos, el ejercicio de los dones del Espíritu y la obediencia a todo lo que Cristo manda.
Los Sacramentos: El Bautismo y la Cena del Señor
Creemos que el bautismo en agua y la Cena del Señor son los sacramentos de la iglesia ordenados por Cristo y ordenados como medio de gracia cuando se reciben por la fe. Son signos de nuestra profesión de fe y del ministerio de gracia de Dios hacia nosotros. Por medio de ellos, Él obra en nosotros, renovando, fortaleciendo y confirmando nuestra fe en Él.
La Segunda Venida de Cristo
Creemos que el regreso inminente y corporal de Jesucristo es la bendita esperanza de los creyentes, proporcionando un poderoso incentivo para la vida santa e inspirando un celo para la evangelización del mundo. A su regreso, Jesucristo cumplirá todas las Escrituras referentes al triunfo final del bien sobre el mal, consumará su reino y juzgará al mundo en justicia.
La resurrección de los muertos
Creemos en la resurrección de toda la humanidad en cuyo momento el cuerpo y el alma se reunirán. La resurrección de los justos es para la vida eterna; la resurrección de los impíos es para el castigo eterno. La resurrección corporal de Jesús es un milagro de suprema importancia y fundacional para nuestra fe.
El juicio de la humanidad
Creemos que Dios es el Juez de todo y los actos de Su juicio se basan en Su omnisciencia y justicia eterna. Su administración del juicio culminará ante Su trono de gran majestad y poder, donde se examinarán los registros y se administrarán las recompensas y los castigos finales.
Destino eterno
Creemos que hay una existencia personal y consciente después de la muerte. El destino final de cada persona se decide por su respuesta a la gracia de Dios y no por ningún decreto arbitrario de Dios. Los nuevos cielos y la nueva tierra con su gloria eterna y la bendición de la presencia de Cristo es la morada final de aquellos que eligen la salvación que Dios provee a través de Jesucristo. El lago de fuego, con su miseria eterna y su separación de Dios, es la morada final de los que descuidan esta gran salvación.
Creemos en el único Dios trino, autoexistente y eterno, santo y amoroso por naturaleza, de poder, sabiduría y bondad infinitos; el Creador, Sustentador y Gobernador de todas las cosas. Dios existe en tres personas -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- cada una eterna en su ser, igual en poder y gloria, e idéntica en su esencia.
Dios Padre
Creemos en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de quien, por quien y para quien son todas las cosas.
La persona y la obra de Jesucristo
Creemos que el Señor Jesucristo, el Hijo eterno y unigénito de Dios, se hizo hombre sin dejar de ser Dios; fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María y vivió una vida sin pecado. Murió en la cruz para ser el único sacrificio suficiente por el pecado y reconciliar a toda la humanidad con Dios. Luego resucitó al tercer día de la tumba y ascendió al cielo, donde está entronizado a la derecha de Dios como nuestro intercesor.
La persona y la obra del Espíritu Santo
Creemos que el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo, es de una sola esencia, majestad y gloria con el Padre y el Hijo, verdadera y eternamente Dios. Como tercera persona de la Trinidad, glorifica continuamente a Jesucristo, convence del pecado, de la justicia y del juicio venidero, regenera a todos los que se arrepienten y confían en Cristo para la salvación, santifica y mora en los creyentes, y guía a toda la verdad. Él está siempre presente, asegurando, preservando, guiando y capacitando al creyente para una vida y servicio piadosos.
Las Sagradas Escrituras
Creemos que los sesenta y seis libros del Antiguo y del Nuevo Testamento constituyen las Sagradas Escrituras y son la Palabra de Dios escrita, inspirada por el Espíritu Santo y, por lo tanto, inerrante en los escritos originales, y han sido transmitidos hasta el presente sin corrupción de ninguna doctrina esencial. Contienen todo lo necesario para nuestra salvación y son la autoridad suprema para la fe y la práctica.
El Pecado: Pecado Original y Actos de Pecado
Creemos que el pecado y la muerte entraron en el mundo por la desobediencia de Adán. Creemos que el pecado es de dos clases: original y actual.
La voluntad humana
Creemos que Dios creó a la humanidad a su imagen con la capacidad de elegir entre el bien y el mal. Como resultado de la caída de Adán y la consecuente corrupción de la naturaleza humana, la humanidad es incapaz de elegir el bien sin la gracia de Dios.
Salvación
Creemos que la salvación es el don de Dios traído al hombre por la gracia y recibido libremente a través de la fe y no por nuestras propias obras. Dios justifica por gracia, regenera a todos los que se arrepienten de sus pecados y creen en Jesucristo como Señor y Salvador, y los sella como suyos con el Espíritu Santo. Como hijos de Dios, son restaurados a la comunión con Él, liberados de la pena del pecado así como de su práctica voluntaria, son inicialmente santificados, y se les da la seguridad de la salvación por el Espíritu Santo que mora en ellos.
Santificación
Creemos que la santificación es la obra del Espíritu Santo por la cual el hijo de Dios se conforma más y más a la imagen de Jesucristo. Además, creemos que por este mismo Espíritu el corazón del creyente puede ser purificado por la fe y capacitado para un servicio más eficaz.
Las buenas obras
Creemos que las buenas obras son el fruto necesario de la fe y siguen a la salvación, pero no pueden salvarnos de nuestros pecados ni evitar el juicio divino.
La Iglesia
Creemos que la Iglesia universal está compuesta por todo el cuerpo de creyentes en Jesucristo, que es su fundador y única Cabeza, en el que se está construyendo una santa morada de Dios por el Espíritu. La misión de la Iglesia es hacer discípulos semejantes a Cristo en todas las naciones mediante la proclamación de la Palabra de Dios, la administración de los sacramentos, el ejercicio de los dones del Espíritu y la obediencia a todo lo que Cristo manda.
Los Sacramentos: El Bautismo y la Cena del Señor
Creemos que el bautismo en agua y la Cena del Señor son los sacramentos de la iglesia ordenados por Cristo y ordenados como medio de gracia cuando se reciben por la fe. Son signos de nuestra profesión de fe y del ministerio de gracia de Dios hacia nosotros. Por medio de ellos, Él obra en nosotros, renovando, fortaleciendo y confirmando nuestra fe en Él.
La Segunda Venida de Cristo
Creemos que el regreso inminente y corporal de Jesucristo es la bendita esperanza de los creyentes, proporcionando un poderoso incentivo para la vida santa e inspirando un celo para la evangelización del mundo. A su regreso, Jesucristo cumplirá todas las Escrituras referentes al triunfo final del bien sobre el mal, consumará su reino y juzgará al mundo en justicia.
La resurrección de los muertos
Creemos en la resurrección de toda la humanidad en cuyo momento el cuerpo y el alma se reunirán. La resurrección de los justos es para la vida eterna; la resurrección de los impíos es para el castigo eterno. La resurrección corporal de Jesús es un milagro de suprema importancia y fundacional para nuestra fe.
El juicio de la humanidad
Creemos que Dios es el Juez de todo y los actos de Su juicio se basan en Su omnisciencia y justicia eterna. Su administración del juicio culminará ante Su trono de gran majestad y poder, donde se examinarán los registros y se administrarán las recompensas y los castigos finales.
Destino eterno
Creemos que hay una existencia personal y consciente después de la muerte. El destino final de cada persona se decide por su respuesta a la gracia de Dios y no por ningún decreto arbitrario de Dios. Los nuevos cielos y la nueva tierra con su gloria eterna y la bendición de la presencia de Cristo es la morada final de aquellos que eligen la salvación que Dios provee a través de Jesucristo. El lago de fuego, con su miseria eterna y su separación de Dios, es la morada final de los que descuidan esta gran salvación.